Los esfuerzos por reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera se multiplican día a día, poniendo habitualmente el foco en las fuentes de energía renovables. Pero el gas y el carbón siguen siendo fuentes de energía baratas y de alta disponibilidad en nuestro planeta y su implantación a nivel mundial es muy fuerte, por lo que será imposible su remplazo a no ser en un largo periodo de tiempo. La cuestión es: ¿qué hacemos mientras tanto?
El estudio concluye que la capacidad de almacenamiento podría tragarse las emisiones de más de un siglo de generación eléctrica a partir de carbón
Un grupo de investigadores del M.I.T. (Rubén Juanes, Christopher MacMinn y Michael Szulczewski) han encontrado una posible respuesta a esa pregunta, analizando los mecanismos que permitirían inyectar todas las emisiones de las centrales térmicas americanas en los acuíferos salinos que se encuentran a unos pocos kilómetros de profundidad. El estudio concluye que la capacidad de almacenamiento podría tragarse las emisiones de más de un siglo de generación eléctrica a partir de carbón.
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El 40% de las emisiones de CO2 a nivel planetario proceden de las centrales térmicas de carbón dispersas por todo el globo
El 40% de las emisiones de CO2 a nivel planetario proceden de las centrales térmicas de carbón dispersas por todo el globo. Es evidente que si no hacemos algo con estas emisiones el controvertido problema del cambio climático no se resolverá. Ahí es donde incide el estudio del M.I.T., que plantea la posibilidad de capturar el dióxido de carbono como una solución puente entre la situación actual y un (lejano) futuro energéticamente sostenible. La idea es: seamos realistas, las térmicas no van a desaparecer de un día para otro, hagamos algo al respecto.
Este estudio analiza la captura de CO2 consistente en separar este compuesto de las emisiones a la atmósfera realizadas por las centrales de carbón o de gas, licuarlo e inyectarlo posteriormente en los acuíferos salinos que se encuentran entre uno y tres kilómetros bajo nuestros pies.
Los acuíferos podrían almacenar más de un siglo de emisiones de todas las centrales de carbón americanas
Se han estudiado los 20 acuíferos más grandes de Estados Unidos, se ha calculado su capacidad de almacenamiento y simulado mediante modelos matemáticos su comportamiento ante esta infiltración de residuos líquidos. Parece ser que el CO2 quedaría atrapado en este medio, formando un compuesto más denso que sus dos componentes (agua salada + dióxido de carbono líquido) con lo que tendería a acumularse en el fondo y jamás volvería a la atmósfera. El ritmo y la presión de inyección son parámetros fundamentales para que el proceso pueda ser técnicamente viable y también han quedado definidos.
Se postula como una solución global y no sólo válida para el país objeto de estudio
El estudio concluye que los acuíferos podrían almacenar más de un siglo de emisiones de todas las centrales de carbón americanas. Otro dato importante es que este tipo de acuíferos profundos pueden encontrarse, en principio, en cualquier lugar del mundo, por lo que las conclusiones serían extrapolables a muchos otros territorios. Se postula, por tanto, como una solución global y no sólo válida para el país objeto de estudio.
Por supuesto, toda propuesta de este tipo tiene dos enemigos fundamentales: el primero es su viabilidad técnica y ese es el que ha quedado, al parecer, totalmente despejado. Una vez demostrado que es tecnológicamente posible, la viabilidad económica es el segundo obstáculo a superar.
Hablamos de un problema político y legislativo
Diversas fuentes han cifrado el coste de este tipo de proyecto como entre un 15% y un 30% adicional al coste propio de la energía eléctrica procedente del carbón. Es mucho, pero no es insalvable; con que el petróleo siga su ritmo de encarecimiento actual sería suficiente para considerarlo “competitivo”. ¿Cuál sería el problema, entonces?
Pues, posiblemente, hablamos de un problema político y legislativo. Las eléctricas, en principio, no tienen ningún motivo para incrementar sus costes de generación entre un 15% y un 30% a cambio de nada económicamente rentable. Esto significa que habría que obligarlas a acometer este tipo de inversiones, por la vía de una legislación al respecto, lo que a su vez redundaría en unincremento del recibo de la luz de millones de personas...
...con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho.
Fuente: M.I.T.